La violencia escolar no se debe determinar a partir de burlas, golpes, pellizcos o apodos, pues deriva de procesos sociales. Este tipo de acciones se reproducen y recrean en la escuela, pero se originan en la sociedad en la que vivimos, señaló Nelia Tello Peón.
La académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM resaltó que los problemas de violencia normalmente se confunden con falta de disciplina, pero no son lo mismo; no obstante, un mal manejo de la indisciplina puede convertirse en violencia.
En la actualidad, debido a la difusión de esta situación es factible saber si hemos sido testigos o partícipes en un caso de acoso escolar, pero eso no es suficiente, “no se trata de que siempre haya un cuidador que detecte y garantice que no haya actos de violencia, más bien debe haber un ambiente en donde no ocurran con regularidad, sino como un evento aislado”.