Ciudad de México; 23 de mazo de 2022.- El uso excesivo de tabletas y teléfonos esta causando problemas de visión en infantes, alertan Especialistas de la UNAM.
El estrabismo o pérdida de la alineación de los ojos lo padece de dos a cinco por ciento de la población en algún momento de su vida. En la infancia, sobre todo, las personas que lo presentan son marginadas de algún círculo social, destacó la profesora de la Facultad de Medicina de la UNAM, Jessica Vargas.
Las burlas tienen un impacto psicosocial negativo: son niños que se sienten aislados, se vuelven retraídos, incluso llegan a utilizar algún método cosmético para ocultar el ojo desviado, como taparse con el fleco o usar lentes.
La investigadora explicó que últimamente se registran casos de niños y jóvenes con estrabismo adquirido asociado al uso excesivo de dispositivos electrónicos. Los afectados empiezan con una endotropía y tienen doble visión por usar celulares y pantallas cerca (a 15 o 20 centímetros de distancia o menos).
Ver una imagen tan cerca hace que los ejes visuales converjan en ella. Aunque esto es normal, si se mantienen así durante mucho tiempo, pueden propiciar que los ojos se empiecen a desviar verdaderamente.
En estos casos hay que disminuir las horas de uso del dispositivo y utilizarlo de acuerdo con la edad. Se recomienda, por ejemplo, que las tabletas no se empleen antes de los seis años. Sin embargo, frecuentemente los pequeños las usan, incluso celulares para entretenerse. Eso debe estar prohibido porque los puede predisponer a presentar desviaciones de los ojos.
En algunos pacientes, la disminución de su uso puede desaparecer el estrabismo. De acuerdo con el grado de la desviación y qué situaciones acompañen la patología, es posible tratarlo con toxina botulínica o con cirugía. Antes hay que descartar un error refractivo; si lo hay, corregirlo, y ver cómo se comporta la desviación.
Una recomendación de la experta es que cada 20 minutos de uso de una tableta, celular o computadora se haga una pausa y se descanse 20 segundos viendo a lo lejos (20 pies o seis metros), antes de volver a mirar la pantalla.