En nuestro planeta no habría vida como la conocemos si no existiera la Luna. La Tierra y su satélite natural conforman un sistema binario, a sólo un segundo luz de distancia, afirmó Sebastián Sánchez, del Instituto de Investigaciones Astronómicas (IIA) de la UNAM.
“La Tierra parece tener una compañera muy inusual, que estabiliza el eje de rotación del globo terráqueo al retrasar su órbita; además, la protege de choques en el espacio”, dijo.
La Luna no sólo ha iluminado el lenguaje y el arte de quienes habitamos este mundo; la ciencia ha expuesto con rigor que su relación es única y va más allá del Sistema Solar.
En el auditorio Paris Pishmish, el exinvestigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, España, mencionó que el choque que dio lugar al sistema Tierra-Luna pudo tener importancia para la eliminación de la atmósfera primigenia, pues sin ello nuestra atmósfera sería altamente densa, como la de Venus.
Somos el único planeta con actividad tectónica, y eso se atribuye al exceso de calor interno, provocado por dicho sistema; además, crea el fenómeno de las mareas, que ocurre dos veces al día.
“Existen muchos planetas fuera del Sistema Solar, pero ninguno como el nuestro, y eso también se debe a la Luna; por ello, tenemos una responsabilidad de vida con nuestro mundo, porque es muy probable que no podamos habitar otro”, subrayó.