Sáb. Oct 5th, 2024
Las Mujeres jóvenes, son las más vulnerables a la anorexia y bulimia.

Académicos de la UNAM aseguran que las Mujeres jóvenes son las más vulnerables a la anorexia, bulimia y trastornos por atracones.

En el marco del Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que se conmemora el 2 de junio, Karla Edith González Alcántara, académica de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Psicología de la UNAM, destaca la prevalencia oculta de estos trastornos más allá de los diagnósticos convencionales de anorexia, bulimia nerviosa y trastornos por atracones.

González Alcántara señaló que, aunque muchas personas no cumplen con los criterios diagnósticos estrictos para estos trastornos, realizan prácticas igualmente peligrosas. “Ayunos, dietas restrictivas, vómitos y ejercicio excesivo son solo algunas de las acciones riesgosas que se observan”, indica. Estos comportamientos, aunque no siempre clasificables como trastornos de la conducta alimentaria (TCA), son un indicativo del potencial desarrollo futuro de estos problemas, que conllevan serias consecuencias físicas y psicológicas.

La Experta indicó que estas conductas están asociadas con problemas como baja autoestima, altos niveles de ansiedad y depresión. Además, las personas que las practican a menudo no buscan tratamiento, lo que sugiere que las cifras oficiales de prevalencia de TCA son solo la punta del iceberg. “Las prevalencias que vemos están por debajo de lo que realmente tenemos como enfermedad a nivel nacional y mundial”, asegura González Alcántara.

Entre los TCA, los principales son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracones. Según la experta, las mujeres jóvenes son las más afectadas, aunque los hombres también pueden padecer estos trastornos, aunque en menor medida. “Se estima que por cada 10 personas con estas problemáticas, hay un varón y nueve mujeres”, precisa.

La doctora en Psicología y Salud hace un llamado a la concienciación y la acción para abordar tanto los diagnósticos explícitos como los comportamientos riesgosos relacionados con los TCA, enfatizando la necesidad de una mayor atención y tratamiento para aquellos que aún no han sido formalmente diagnosticados.