Ciudad de México; 22 de noviembre de 2021.- Mezcla de sonidos y silencios, la música es una de las bellas artes, encierra emociones y, en especial, evocaciones. Por ello se dice que “a veces llamamos música a lo que en realidad es escuchar recuerdos”; sensibiliza y produce diferentes estados de ánimo.
Es considerada uno de los factores que causa mayor placer, porque escucharla favorece la producción del neurotransmisor llamado dopamina, que también se genera con la comida o el sexo.
México es el país que más la consume. De acuerdo con un estudio de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI, por sus siglas en inglés), oímos, en promedio, 25.6 horas a la semana, cifra por encima del promedio mundial de 18 horas.
Durante la pandemia ayuda a superar momentos complicados. “Nos confinamos en nuestras casas con cierto miedo e inseguridad, sin saber qué es lo que iba a pasar, o qué tan terrible era esta enfermedad, con noticias de fallecimientos y cómo iban al alza los contagios. En esa ‘deriva emocional’, en medio de la incertidumbre, las artes tuvieron un papel importante en llevar esperanza y alegría a la gente”, considera José Miguel Ordóñez Gómez.
El académico de la Facultad de Música (FaM) señala que una pieza o canción que nos gusta es un refugio emotivo. De alguna manera la contribuye a hacer que las personas disminuyan su tensión, al ser una experiencia profundamente emocional que lleva a mejorar la vida en esta época de pandemia.