Ciudad de México; 24 julio 2020- Los cambios de comportamiento, así como el desarrollo y persistencia de la depresión, se relacionan con las bacterias (microbiota) y los parásitos que viven en el intestino, de acuerdo con un estudio realizado en la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Mediante una investigación en comunidades indígenas de Guerrero, hablantes de me’phaa, Elvia Ramírez Carrillo e Isaac González Santoyo determinaron que el parásito Ascaris lumbricoides genera alteraciones enla microbiota intestinal, afectando las redes generales de comunicación y las subredes clave vinculadas con la depresión.
En las personas la microbiota intestinal bacteriana es muy diversa, con más de tres mil 180 especies reportadas hasta ahora, que favorecen la formación de proteínas, moléculas de señalización y el metabolismo de nutrientes que son fundamentales para la vida. Los factores que alteran su abundancia, composición y comunicación se han relacionado con al menos 50 problemas de salud, afirmó González Santoyo.
Ejemplo de estas perturbaciones puede ser la presencia de A. lumbricoides, queimpacta en procesos cognitivos como la memoria, el aprendizaje e incluso la inteligencia no verbal, precisó Ramírez Carrillo.
“Los parásitos intestinales pueden afectar la microbiota y aumentar los síntomas de depresión. Los adultos son más susceptibles porque el parásito interfiere con especies de bacterias que participan en el metabolismo de la dopamina, uno de los principales moduladores en la sintomatología depresiva. Los niños son más resilientes”, puntualizó.