La corrupción ya no se puede estudiar como un problema individual y de funcionarios públicos, sino como una organización sistemática y estructural que tiene su origen en diferentes factores e instituciones, indicó Issa Luna Pla, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.
Además, de manera empírica ha sido asociada coloquialmente con el cáncer, y académicos de la Universidad han sustentado que opera de forma similar.
Por esta razón, se creó el Observatorio de la Corrupción e Impunidad (OCI), cuyo objetivo es generar y difundir conocimiento en este ámbito; es coordinado por Luna Pla y colaboran estudiantes y especialistas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) y del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen).
“Trabajamos con el IIMAS y con el Inmegen, que contribuyen a su entendimiento al usar una metodología similar a la que aplican en el estudio de la biología: determinan cómo, a partir de un entorno, se influye en la generación y propagación de una enfermedad. En consecuencia, intentamos saber cómo se puede controlar o estabilizar el mal, en este caso la corrupción, para evitar que sea ‘cancerígena’”.