Las noticias falsas siempre han existido, pero en la actualidad se ha acelerado su proceso debido a la accesibilidad de la información, la hiperconectividad y la facilidad de su publicación. Ahora todo es rápido, sencillo y simple.
La tecnología es tan veloz que los métodos para verificar la validez de la información, su origen, fuente y responsabilidad, entre otros aspectos, ya no son asumidos o aplicables, indicó Fabián Romo Zamudio, director de Sistemas y Servicios Institucionales de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación (DGTIC) de la UNAM.
Somos consumidores constantes de datos y justo eso es lo que provoca que se desvanezcan tan rápido las noticias falsas; no obstante, antes de su desaparición afectan a personas e instituciones.
Esto ha impactado en los jóvenes, pues el rápido acceso a la información es como las fiestas en las que un invitado convoca a otros 100. Aquí ocurre lo mismo: alguien comparte una noticia y uno de sus contactos también, porque cree en esa persona y considera cierta la información.
“La rapidez con que se disemina es el factor clave, pues el nivel de consumo es tal, que no da oportunidad a verificar si es certera”, remarcó.
En estas situaciones, dijo Romo Zamudio, es fundamental no caer en suposiciones. “Suponemos muchas cosas, y hacerlo no significa tener los datos válidos. La tecnología no es mala por naturaleza, lo malo es cómo la usamos”