Ciudad de México; 4 de marzo 2020.- La aparición de várices, más que un problema estético, es un mal circulatorio que puede derivar en trombosis venosa profunda; son más propensas a padecerlas las personas con obesidad, las mujeres (el riesgo aumenta después de tres embarazos) y quienes tienen oficios en los que permanecen de pie o sentados por mucho tiempo, advirtió Omar Francisco Carrasco, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
“En México podría convertirse en un problema de salud pública, pues 71.3 por ciento de los adultos tiene obesidad, con una prevalencia ligeramente elevada en las mujeres”, dijo el universitario.
En algún momento, 60 por ciento de la población padecerá várices, y de ese porcentaje 30 por ciento desarrollará insuficiencia venosa crónica severa y tendrá riesgo de trombosis. “Cuando las válvulas fallan pueden formarse coágulos o trombos, que al migrar podrían causar infartos o accidentes vasculares cerebrales”, indicó.
Sus síntomas clínicos son venas varicosas, dolor, hiperpigmentación, edema y, en casos severos, úlceras en miembros afectados. Los pacientes reportan pesadez, enrojecimiento, ardor y comezón.