Ciudad de México; 4 de mayo de 2020.- En México, sólo 20 por ciento de las empresas tienen acceso al desarrollo tecnológico, a la investigación y la globalización, características que les permitirán enfrentar las consecuencias de la COVID-19; el resto debe iniciar el proceso para convertirse en una organización resiliente y poder reducir los costos que representa la emergencia sanitaria, afirmó Erika Villavicencio-Ayub, coordinadora e investigadora de Psicología Organizacional de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Características como el elevado índice de rotación de personal, la falta de compromiso, baja productividad y continuidad, ambientes tóxicos y liderazgos negativos, son algunos elementos psicosociales que impiden la toma de decisiones de las direcciones y en la gestión de recursos, incluido el humano, explicó la investigadora.
En el país, 80 por ciento de las empresas son consideradas tóxicas, por liderazgos negativos, acoso laboral, jornadas laborales extenuantes, interferencia en la relación trabajo-familia y cargas de estrés, que provocan trastornos de ansiedad; esto se deriva de la naturaleza de las funciones del puesto, del tipo de jornada y la exposición a sucesos traumáticos severos o a actos de agresión laboral contra el trabajador, resaltó la académica, que por más de 10 años se ha dedicado a investigar las culturas de trabajo en diferentes organizaciones de nuestro territorio.
“Para evitar multas, la mayoría de las empresas aparentan cumplir con la norma NOM-035-STPS-2018, cuyo fin es identificar, analizar y prevenir factores de riesgo psicosocial en las organizaciones, y eso repercute en los equipos de trabajo, en el desempeño, provoca fugas de talento y costos exponenciales. Si realmente queremos generar compromiso, es necesario apostarle a un buen desarrollo, y que los trabajadores se sientan importantes”, subrayó.