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Avanzar en el conocimiento científico para enfrentar la próxima pandemia; recomiendan científicos mexicanos

Ciudad de México; 25 de julio de 2021.- El número de virus, aún sin estudiar, que los mamíferos albergan es de aproximadamente 600 mil a nivel mundial, varios con potencial de afectar al ser humano, y aunque todavía no han evolucionado circulan de manera silenciosa entre los animales.

Gerardo Suzán Azpiri, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ), y David Roiz Pereda, investigador de la Escuela Nacional de Estudios Superiores, unidad Mérida, destacaron que estudios indican lo anterior, por lo que junto con científicos de diversas facultades y centros de investigación de la UNAM monitorean de forma permanente la presencia de virus, como hantavirus y coronavirus, especialmente en la Península de Yucatán, para conocer más sobre aquellos potencialmente dañinos para las personas.

Ambos, titulares del estudio, explicaron que el trabajo lo llevan a cabo en zonas conservadas donde hay murciélagos, roedores, garrapatas, y en zonas urbanas para entender cómo enfermedades usualmente silenciosas han pasado al humano, como la COVID, VIH o el ébola.

A esta transmisión se le conoce como zoonosis; es un proceso que lleva miles de años, pues los animales tienen el potencial de transmitir infecciones, sobre todo los mamíferos, como tuberculosis, brucelosis, leptospirosis y rabia. Cambios permanentes en la naturaleza ocasionan cada vez más la presencia de enfermedades transmitidas por especies silvestres.

Suzán Azpiri trabaja desde hace 20 años en el monitoreo en México, Costa Rica, Panamá y Estados Unidos, especialmente de virus, bacterias y otros organismos transmitidas por aves, mosquitos, murciélagos, roedores, carnívoros y marsupiales.

Ahora, en colaboración con la ENES  Mérida, la Universidad Autónoma de Yucatán, así como con expertos de la Unión Europea y Estados Unidos encabeza el estudio para encontrar nuevos virus pues “con la pandemia hemos podido ver la importancia de prevenir y buscar los virus antes de que nos encontremos en una situación de extensión (donde los virus pueden pasar de zonas naturales a las zonas agrícolas, ganaderas y a la mancha urbana por la deforestación y cambios en el uso de suelo).

En la Península de Yucatán se combinan elementos como el polo de desarrollo de la UNAM, una zona de alta biodiversidad donde se reportan enfermedades transmitidas por mosquitos, garrapatas, marsupiales, roedores, aves, murciélagos, además de que en el sitio es posible documentar procesos de migración, comercio, barcos, aviones, autobuses y turismo.

“Hay muchos factores asociados que tienen que ver con la gente, la economía, el tipo de uso de suelo, la pobreza, el ambiente, la salud ambiental, salud humana, animal y vemos muchas conexiones interesantes. Nos interesa ver cómo va cambiando el uso de suelo, la pérdida de biodiversidad y surgen las enfermedades emergentes”, abundó el experto.

Por Staff

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