Ciudad de México; 14 de febrero de 2022.- Los seres humanos sin contacto afectivo tienen un riesgo más alto de enfermarse, incluso de morir; no obstante, algunos pacientes a quienes se les trata de manera afectiva se recuperan más rápido, de aquí que el abrazo es tan necesario como dormir, comer e hidratarse, aseguró la profesora de Neuroanatomía Funcional de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Alicia Castillo Martínez.
La pandemia ha generado “un vacío de contacto” que sería bueno cubrir con las personas que conocemos y están cerca, pero con protección adecuada, indicó.
Pese a la COVID-19, estimó, debemos procurar este acercamiento, porque además nos ayuda a secretar hormonas funcionales como la vasopresina (más en los hombres) y la oxitocina (mayor en mujeres), asociadas a “un estado de relajación y a poder crear vínculos”.
En tanto, la investigadora emérita del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, Herminia Pasantes Ordóñez, explicó que la amistad pone a funcionar un círculo de virtud relacionado con una molécula llamada oxitocina que se libera en el cerebro, la cual se relaciona con el apego, confianza y fidelidad.
Sucede cuando alguien, por ejemplo un amigo, nos escucha y nos dice palabras cariñosas que nos reconfortan; es decir, al existir cariño y reciprocidad. También surge cuando recibimos un abrazo, nos toman de la mano o nos hacen una caricia que no necesariamente se relaciona con el sexo, sino con la empatía que caracteriza a la amistad.
“Nos gusta mucho esa sensación de bienestar por tener a nuestro amigo o a una pareja de muchos años, que nos brinda esa confianza”, agregó Herminia Pasantes.
Cuando una persona está en una situación problemática con estrés, se siente ansiosa, enojada o triste, el mejor antídoto natural fisiológico que puede tener es la empatía.
Al charlar con alguna amistad, el cerebro libera oxitocina que contrarresta el malestar. Por eso, “buscamos a esa persona en quien confiamos para sentirnos mejor”.
Existen otras sustancias en el cerebro que surgen por esta relación afectiva, como son: la dopamina (encargada de transmitir sensaciones placenteras y de relajación) y la serotonina (conocida como la hormona de la felicidad).
“Un amigo o amiga te escucha, te entiende y te alienta, así como también te da un abrazo, palmadas en la espalda, o un beso y así logramos liberar la oxitocina”, resaltó Pasantes Ordóñez.