En México, el consumo de comida chatarra se vincula con recompensas y con la convivencia, lo que se refuerza con la mayoría de la oferta de alimentos afuera de las escuelas: prácticos, rápidos, baratos y de poca calidad”, afirmó Carola García Calderón, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.
En nuestro territorio cerca de 20 millones de personas tienen entre 10 y 19 años de edad, y la publicidad dirigida a este segmento les propone vivir lo inmediato, asociar el consumo con la felicidad, el bienestar y el placer.
Aquí, el consumo de alimentos chatarra y refrescos entre jóvenes se inicia desde la infancia, en ambientes familiares y escolares, y se relaciona con ocasiones festivas, por lo que se privilegian por encima de los valores nutricionales, dijo la integrante del Centro de Estudios de la Comunicación de la entidad universitaria.